19 de noviembre de 2012

Un día nublado

Esta mañana, cuando he subido la persiana para que entrase el sol, como hago cada mañana, he visto que el día era distinto de lo habitual, llovía mucho y la oscuridad lo cubría todo.

A pesar de que ya era casi la hora de que los niños empezasen a ir llegando al colegio han sido muy poquitos los niños que se han presentado, ni ha sonado la música a las nueve en punto porque se ha ido la luz de toda la zona.
Tampoco estaban las dos gaviotas que cada día de escuela se paran en el tejado del colegio, para dar la bienvenida a los niños o para ver que todo está tranquilo.
Sin embargo, hoy no han acudido a la cita ni las dos tempraneras ni las que vienen un poco antes de las doce para disputarse las migas que los niños tiran cuando comen el bocadillo en el recreo.
En otra ocasión he escrito que las gaviotas tienen controlados los sábados y domingos, pero que se despistan cuando no hay colegio entre semana, por fiesta o cualquier otro evento. Que había huelga general porque es 14 de noviembre de 2012, lo sabíamos todos los ciudadanos ya que leemos la prensa, lo vemos en la televisión, lo escuchamos por la radio y por el boca a boca, que también es un medio rápido para enterarse, además con distintas versiones, tantas como gente hay.
Pero las gaviotas, ¿será que han aprendido nuestro lenguaje de tanto compartir espacio con nosotros? aunque sería un logro y noticia de primera magnitud, me inclino a pensar que no han aparecido por el colegio porque la mañana parecía la prolongación de la noche y han preferido quedarse donde pasan las noches o irse a otro lugar.

En fin, mañana será otro día.

Escrito en palma a 14 de noviembre de dos mil doce.