31 de octubre de 2008

El Buche. I Parte.

Hoy treinta y uno de octubre es un buen día para poner en el ordenador un breve relato de mis recuerdos de chavala en Valtiendas.

Hoy es San Alonso Rodríguez patrono de Mallorca y por ende de los mallorquines. Su vida en la isla fue muy interesante, tanto que se gano subir a los altares.Esta tarde tengo pensado ir a misa a Montesión.

Bueno, comienzo a ponerle letra al recuerdo que tengo de un acontecimiento casi familiar.


Era a media tarde de un día claro y largo, quizá a la entrada del verano, estábamos en el corral, nuestra madre y alguna vecina sentadas en la silla baja ó el taburete, cosiendo y comentando los acontecimientos acaecidos durante el día en el hogar de cada una de ellas.

Los chiquillos jugando o correteando alrededor de los canastillos y las faldas negras y voluminosas de las abuelas.

Era tarde porque ya llegaba la sombra al medio del corral, llegó nuestro padre con un burrito de muy pocos días, lo había comprado en el Caserío de San José, el pueblo donde vivía la abuela Dominga - esta abuela y la abuela Marcela de Valtiendas merecen capítulo aparte.

El burro era bonito, pequeño debido a sus pocos días de vida, con el pelo gris como todos los de su especie, limpito, con una figura bien proporcionada. Los chiquillos le tocábamos las orejas, las patas, el rabo, el burro se dejaba acariciar -tocar- era dócil ,se dejaba querer, creo que se dio cuenta de que era bien recibido.

Desde esa misma tarde fue uno mas de la familia. Le empezamos a llamar el buche, el diccionario dice: “borrico recién nacido y mientras amanta”.

Para nosotros siempre fue el buche, no sé si también se le llamó Cañete.

Al anochecer hubo que meterlo en la cuadra por otra puerta cruzando un portal ancho y largo, ya que la cuadra era un estancia más del cuerpo de casa. Las casas antiguas, la de la abuela, dónde vivíamos, era de las más antigua, creo que la única del pueblo que tenía la cuadra dentro de casa. Las otras tenían la cuadra en un extremo de la casa con puerta a la calle o al corral. La cuadra tenía dos pesebres, uno grande donde comería el buche y otro pesebre más pequeño destinado a otro burro, pero eso sería años más tarde.

1 comentario:

Elena Martín dijo...

sabes mami, casi he podido sentir el sol, el olor del suelo del corral, la tierra, y casi he podido ver al abuelo, llegando con el burrito a su lado, con sus ojos azules brillando al veros disfrutar jugando con el animalito.
Te quiero.