19 de mayo de 2021

El Arroyo y las Regaderas

Arroyo Valtiendas
 

De la Piedra de lavar, el arroyo y la vida en el pueblo.

De la Piedra de lavar, que tan importante y necesaria fue hasta hace unas décadas para que nuestras madres y abuelas pudieran desempeñar la tarea esencial de lavar la ropa en el Arroyo, tenemos pocas referencias. Yo al menos no tengo ninguna más allá de lo que conocía de niña.

No sé si las mujeres usaron la piedra de lavar desde los primeros tiempos o fue un invento posterior ideado por un Carpintero o Carretero de los que, en Valtiendas, hacían carros y utensilios de madera para las labores del Campo. Lo que parece evidente es que la Piedra de lavar la diseñaron para mayor comodidad de las lavanderas de Valtiendas y adaptada a las características del Arroyo y también del entorno.


Desde más arriba del Puentón hasta más abajo del Puente se podía poner la Piedra en cualquier sitio de recorrido. El Caudal de agua del Arroyo era el justo para que al echar la lavandera la prenda al agua la corriente no se la arrebatase de las manos. También la balsa amortiguaría la posible fuerza de la corriente. El Cauce que conocíamos era llano en la mayor parte de su recorrido, desde Fuente Antón hasta el final de los huertos, que empezaba el Hondorizo, más profundo y frondoso. Al llegar al Prado, o “Prau” más utilizado coloquialmente, el Cauce volvía a ser llano hasta su final, entrando ya en Pecharromán. En relatos de septiembre y octubre de dos mil trece me refiero al Cauce del Arroyo con más detalle. 


Al pasar por el pueblo, una parte del agua del Arroyo se desviaba por una regadera natural que iba bordeando la pared baja de piedra que la separaba de las cercas sembradas de trigo, llegaba a un pilón por aquellos tiempos sin uso alguno y siguiendo su curso, pasado el puente, entraba la regadera en la Fragua. 

El agua era necesaria para llevar a cabo la función que allí realizaban los herreros, profesionales de primera categoría. Escribe Mariano Fuente en el "Diccionario de Valtiendas y el Duratón" en la página 255, con toda clase de detalle, todo referente a la Fragua. Salía de la Fragua y regaba los huertos de la margen izquierda del Arroyo. A la altura de la Poveda otra regadera también natural con una porción de agua tomada del Arroyo iba recogiendo el agua que bajaba de la Huerta de La Matilde y de otros puntos del recorrido, como la Fuente del Burro. Al otro lado del Puente el agua continuaba por un canalizo de madera de pocos metros de longitud y a una altura suficiente para que el agua sobrante de la Fuente del Pilón, que discurre por una alcantarilla cruzando la carretera por debajo, pudiera desembocar en el Arroyo. Actualmente hace el mismo recorrido. El canalizo enlazaba con la regadera de cemento. A unos metros del recorrido se podía desviar el agua por debajo de la carretera, cruzándose hasta llegar a la huerta del cura para regarla. 


Recuerdo que había muchos rosales, flores, frutales, todo muy bonito. Hace mucho tiempo que la huerta es un erial degradado. Si no se regaba la huerta el agua seguía por la regadera de cemento unos metros más, volviendo la regadera a ser natural, regaba los huertos de la margen derecha del Arroyo. 

 

Dice el Diccionario de la lengua española Vado.- Paraje de un río con fondo poco profundo por donde se puede pasar andando. Así era el Arroyo de Valtiendas.

19 de enero de 2021

Volver al Arroyo III Parte

Piedra o tabla de lavar genuina de Valtiendas, 
adaptada a las características del Arroyo, la falta el último tramo liso, gastado 
 seguramente por el paso del tiempo.

Pasado ya el largo y frío invierno, con la llegada de la Primavera y los días más largos, variaban las condiciones para mejor; nuestra madre, vuestra abuela, disponía de un horario más amplio para ir al Arroyo a lavar la ropa. Las pequeñas ya estábamos en la escuela y los mayores se habían ido al campo, así que tenía tiempo para hacer las labores de la casa, dejar la comida preparada e incluso desayunar antes de salir de casa. Eran motivos suficientes para irse a lavar con buena disposición y dispuesta a subir un poco más arriba del Arroyo, hasta llegar a una balsa donde había más mujeres o ya irían llegando a lo largo de la mañana. 

Siempre sería más agradable tener compañía y entablar conversación entre ellas, además podían lavar y hablar a la vez, lo uno no quitaba lo otro, vaya que era compatible!  

En la primera parte decía que cuándo ella dejaba la ropa enjabonada y rebujada en sí misma se iba a casa para volver más tarde. En el buen tiempo que ya hacía sol o directamente ya estaba llegado el verano, la ropa blanca enjabonada la extendía al sol en el césped que crecía en ambas orillas del Arroyo con el fin de que blanqueara. Había que regarla a menudo para que se mantuviera húmeda y no se resecase, si hacía aire, que ocurría con frecuencia, poníamos cantos en los extremos de la ropa para que no se moviera, estas tareas las hacíamos las chicas según iba tocando por edad, siempre que no fuese en horario de escuela o si teníamos vacaciones. 

Por la tarde nuestra madre, vuestra abuela, volvía al Arroyo recogía la ropa que aún permanecía en el césped; el  jabón, el agua, el tiempo y el sol habían hecho su función que no era otra que blanquear la ropa. Ella acomodada en la piedra de lavar iba cogiendo la ropa pieza a pieza, echándola al agua y frotando sobre las acanaladuras una y otra vez hasta que se iba todo el jabón que aún podía quedar en la prenda y bien aclarada volvíamos a casa con la ropa blanca en el conacho. Colgábamos o tendíamos la ropa al sol que también ayudaba a blanquear. 

En verano antes de secarse del todo la ropa grande o más delicada, la doblábamos para más tarde o al día siguiente volverlas a poner al sol, ya secas, se doblaban y quedaban como planchadas. Doblar las sábanas se hacía mejor entre dos, nuestra madre siempre me pillaba cerca de ella y yo tenía que dejar de jugar para ayudarla a doblar las sábanas. Aún hoy día cuando Miguel y yo doblamos las sábanas me viene a la memoria este recuerdo. Si ya sé que tengo que decir que nuestra madre en verano pasaba mucho calor aunque se pusiera a la sombra de un árbol que hubiera cerca de la balsa. Se cubría la cabeza con un pañuelo para evitar el sol, a menudo decía que estaba asurada, sudando, sus manos mojadas, no eran suficiente para refrescarse ¡con tanto calor! sus manos, tan suaves y dulces como toda Ella. 

Hoy 16 de Enero de 2021 dice el calendario "Tus capacidades crecen a medida que se acrecienta tu curiosidad". Desde Palma de Mallorca.