Mercedes y yo convinimos ir a Valtiendas en el albarrán el martes día 19 de mayo, aunque ya sabíamos que había dejado de dar servicio a Valtiendas, los motivos los desconocemos.
Llegamos a Mendez Álvaro, nos acercamos a la taquilla y pedimos cada una un billete para Sacramenia. El trayecto fue normal -sin bocadillo-al llegar a Sepulveda entra el coche de línea hasta el espacio donde tiene la parada y se apean cuatro personas, da un giro y vuelve sobre sus pasos a coger la carretera en dirección a Peñafiel. Después de 25 o 30 kilómetros llega a Fuentesoto y a la salida del pueblo hace un giro y vuelve a desandar lo andado y enfila en dirección a Valtiendas.
La alegría que sentimos Mercedes y yo fue inmensa, a punto estuvimos de ponernos a saltar y aplaudir, pero ni la joven pasajera ni el conductor se percataron. Llegar a Valtiendas en el albarrán era mi ilusión cumplida, real no virtual.
El jueves día 19, que volvíamos a Madrid, nos acercamos a la parada para ver pasar al coche en dirección a Peñafiel y, decepción, no pasó.
Así que a las tres de la tarde Pepe Galindo nos acercó al empalme con una impotecia apenas controlada por nuestra parte.
Al pagar el billete le digo al conductor que nos ha dado plantón y me contesta que sólo pasa los martes por Valtiendas! por Dios, si sólo se tardan cinco minutos en bajar y volver a subir! escaso espíritu de solidaridad ante la petición de los vecinos de Valtiendas para compartir el servicio del coche de línea.
Escrito y sentido desde Palma a dos de junio de dos mil once.