También jugábamos a llamar a las puertas y salíamos corriendo para que no nos cogiera la dueña de la casa, siempre estábamos en movimiento.
La casa de los abuelos, antes de nuestra abuela Marcela, daba a la carretera por detrás de la Iglesia y allí, en la salita de abajo, pasábamos las tardes-noches alrededor del brasero en familia, hablando de las cosas que nos habían ocurrido durante el día o de lo que había que hacer al día siguiente.
También silencios solo interrumpidos cuando pasaban los camiones cargados de remolacha, se oía el estruendo al contacto de las enormes ruedas con la tierra de la carretera llena de baches, que con la lluvia se convertían en charcos permanentes que a veces se helaban y, entonces, era divertido chapotear en ellos y hacer saltar los trozos de hielo por los aires.
A veces los roderones que formaban las ruedas de los camiones eran tan grandes que eran imposibles de sortear a la edad de mis recuerdos.
Los camiones transportaban la remolacha de Peñafiel a Aranda de Duero. Los pueblos cosecheros eran Rábano, Laguna, Sacramenia, el Coto de Cárdaba y Pecharromán. Valtiendas ya sabeís que era y es cosechadora de vino.
En Aranda de Duero estaba la fábrica Azucarera, veo en internet que está cerrada desde 1996, hay fotos actuales de la azucarera abandonada, fotos para el recuerdo de quien se interese por la historia de los pueblos.
Desde Palma, escrito en el mes de noviembre del año dos mil once. Concha.