25 de junio de 2012

La fuente y su pilón

El pilón era un sitio que nos atraía a las niñas en gran manera, en el buen tiempo al recreo íbamos al pilón a jugar a echarnos agua unas a otras, solo con las manos eramos capaces de dejar el pilón sin agua por lo menos hasta donde alcanzaba nuestro cuerpecillo inclinado al máximo.
Había que darse prisa porque con el alboroto que hacíamos dábamos lugar a que saliera la señora Juliana a reñirnos y alguna niña si no andaba lista recibía amago de escobazo o cuando menos una regañina individual.
Éramos felices calándonos de pies a cabeza, el vestidillo se quedaba pegado al cuerpo y el pelo mojado, difícil describir la figura, lo malo era que se acababa el recreo y había que volver a la escuela empapadas como una sopa y allí estaba doña Gregoria siempre con la frase propia del momento, pero eso no nos quitaba el buen rato que habíamos pasado, podíamos decir "que nos quite lo bailao".
En Valtiendas, hasta que metieron el agua en las casas, la fuente era uno de los lugares más concurridos, imprescindible para el abastecimiento de agua en la casa y para llevar a abrevar al ganado.
Algunos años de sequía en verano el caño echaba un hilillo de agua y se hacía cola para llenar el cántaro, la cantarilla, el botijo, la botija, el caldero o lo que fuere.
Ahora la fuente y el pilón, remozados gracias a algún nostálgico, se han  hecho prescindibles, pero están ahí y una se acerca a echarse un trago de agua del caño -que ahora echan los dos- y la sabe a gloria bendita, por muchos años.

Escrito en Palma con bolígrafo el 16 de junio de 2012.

13 de junio de 2012

El juego de la comba


Cuando éramos niñas los juegos que estaban de moda pero que venían de muy atrás eran al aire libre, jugábamos en la plaza que era el centro del pueblo, allí estaba, en un mismo edificio, el Ayuntamiento y la escuela de los niños, la casa del señor Cura, el pilón y  más cerca la iglesia y la escuela de las niñas - creo que esta descripción ya la he hecho en anterior ocasión.
La plaza era multi funcional, como estaba el suelo de tierra las caídas si las había eran menos peligrosas, pero las polvaredas originadas por algunos juegos eran grandes, uno de ellos era el juego de la comba -saltar una cuerda en movimiento- jugábamos a la comba en distintas formas.  

POR DEBAJO DE LOS PIES. La cuerda iba y venía de derecha a izquierda a ras del suelo, al ritmo que marcaban las dos niñas que agarraban las cuerda de los extremos, nos poníamos en fila e íbamos saltando, la que perdía comba pasaba a dar.
Al tiempo que saltábamos todas cantábamos canciones como:
a las olas solitarias pasó un barco por la mar
con el ruido de las olas se sentía balancear,
balance aquí , balance allá,
caballito blanco reblanco dime la verdad,
soledad dime la verdad, prenda mía dime la verdad ven acá,
y vuelta a empezar!
A LO ALTO SOBRE LA CABEZA, había que saltar cuando pasaba la cuerda por debajo pero llegaba de lo alto, de arriba a abajo y de abajo a arriba, era más complicado y tenías que entrar cuando salía la que iba delante de ti, si no, perdías comba.
La canción podía ser:
al cocherito leré, me dijo anoche leré
que si quería leré montar en coche leré,
y yo le dije leré con gran salero leré
no quiero coche leré que me mareo leré
quiero tartana leré que me divierto leré.    
SALTAR INDIVIDUALMENTE, tú te dabas y saltabas al ritmo que querías o podías, sólo necesitabas un atillo que era la medida de tu cuerpo
LOS DUBLES, según la tía Marcela las niñas que iban de Madrid llevaron a Valtiendas una moda nueva, los dubles, para saltar sí que había que tener destreza, si las niñas que agarraban la cuerda daban deprisa aquello era de vértigo.
Lo cuento en pasado porque las niñas que jugábamos en la plaza ahora sólo podemos recordarlo. Con el paso del tiempo una piensa que era un ejercicio físico de altura.
La frase "perder comba debe venir de ahí".

desde Palma a doce de junio de 2012