Esta mañana, cuando he subido la persiana para que entrase el sol, como
hago cada mañana, he visto que el día era distinto de lo habitual,
llovía mucho y la oscuridad lo cubría todo.
A pesar de que ya era casi
la hora de que los niños empezasen a ir llegando al colegio han
sido muy poquitos los niños que se han presentado, ni ha sonado la
música a las nueve en punto porque se ha ido la luz de toda la
zona.
Tampoco estaban las dos gaviotas que cada día de escuela se paran
en el tejado del colegio, para dar la bienvenida a los niños o para ver
que todo está tranquilo.
Sin embargo, hoy no han acudido a la cita ni las dos tempraneras ni las
que vienen un poco antes de las doce para disputarse las migas que los
niños tiran cuando comen el bocadillo en el recreo.
En otra ocasión he
escrito que las gaviotas tienen controlados los sábados y domingos, pero
que se despistan cuando no hay colegio entre semana, por fiesta o
cualquier otro evento. Que había huelga general porque es 14 de
noviembre de 2012, lo sabíamos todos los ciudadanos ya que leemos la
prensa, lo vemos en la televisión, lo escuchamos por la radio y por el boca a
boca, que también es un medio rápido para enterarse, además con distintas
versiones, tantas como gente hay.
Pero las gaviotas, ¿será que han aprendido nuestro lenguaje de tanto
compartir espacio con nosotros? aunque sería un logro y noticia de
primera magnitud, me inclino a pensar que no han aparecido por el
colegio porque la mañana parecía la prolongación de la noche y han
preferido quedarse donde pasan las noches o irse a otro lugar.
En fin,
mañana será otro día.
Escrito en palma a 14 de noviembre de dos mil doce.