23 de marzo de 2016

LA PODA DE LAS CEPAS Y SARMENTAR

Foto de Isidro Iglesias
En el capítulo anterior hago referencia a la tarea de sarmentar, ahora me voy a extender un poco más.

   Por enero cada año ya empezaban los hombres a podar las cepas con la tijera de podar y sus manos, creo que la tarea de podar no ha evolucionado mucho, quizá actualmente sea más cómodo al ser las cepas altas. Con la poda la cepa queda desmochada y los sarmientos, más conocidos entre nosotros como los palos, quedaban esparcidos sobre los guijarros, entre los líneos. Recogerlos y ordenarlos se llama sarmentar. Los sarmientos se ataban con los palos más largos; la tarea de atar y trenzar también era cosa de los hombres.  

   Cuando tenía doce o trece años fui con nuestro hermano, vuestro tío Jesús, a sarmentar a jornal para el señor Modesto. El camino de ida y vuelta lo hacíamos en bicicleta, desde el empalme todo el campo es llano. Cogíamos la carretera de la casilla siguiendo por la de Aranda un trecho hasta dar al camino que sale a la izquierda y que llega a la Redreja, donde está el majuelo que sarmentábamos, actualmente plantado con cepas nuevas.

   Con nosotros iba también Simeón, un vecino ya un poco mayor. Una mañana de camino a la Redreja circulábamos por la carretera de Aranda y la pareja de la Guardia Civil de Torreadrada nos dio el alto. Al tío le pusieron una multa por llevarme en el transportín y a Simeón le multaron por ir por el lado contrario. Cuando se alejaron los guardias civiles seguimos nuestro camino. Simeón empezó a ir por la derecha, por la izquierda, por el medio, dando rienda suelta a su indignación o lo que fuere que le duró todo el día.
En un momento que estaba atando la mostela la suelta y dice "¡ tanto espigar para que venga el burro y se coma la manada!" trasladando la acción a lo que a veces ocurría cuando se espigaba.
El tío Jesús lo contaba con gracia de palabra y con ademanes. Este verano lo refirió un amigo porque fue bastante comentado en su momento.

   Con el dinero que gané de jornalera bajé a Peñafiel con Leo del señor Anselmo en el coche del Albarrán y me compré unos zapatos rojos, unos calcetines blancos cortos, una rebeca roja y un reclinatorio sustituto de la almohada que usaba para asistir a misa y al rosario. Todo lo estrené el Domingo de Ramos, cumpliendo con creces la tradición de estrenar algo.

Hoy dice el taco: "La ocasión hay que crearla, no esperar a que llegue." Francis Bacon.

Desde Palma, domingo 20 de marzo de 2016

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