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Raimundo y nietos |
Siempre pensé que antes de que
las cepas de la Cerca dejaran de dar uva nuestros abuelos habían puesto
cepas en el llano, allí en los Cotarrillos, pero este verano mis
hermanas me han dicho que fue nuestro padre quién plantó el majuelo. Y a
éste majuelo es al que íbamos por orden de edad cuando nuestro padre
acudía a realizar trabajos, para llevarle el almuerzo, arrancar
alguna hierba, estar pendiente del burro o cuidar del ropero. Yo a veces
me quedaba hasta el atardecer para volver a casa montada en el burro y no tener
que ir andando.
Los trabajos que realizaba nuestro padre se daban en el tiempo en el que se cavaba para
retirar la tierra que rodea el tronco de la cepa y echar el
estiércol que
se generaba en la cuadra y el corral. ¡Claro que se reciclaba todo! Antes lo llamábamos "la basura" pero con el tiempo hemos visto el
sentido que se le da a esta palabra así que me quedo con "estiércol". Nuestro padre llevaba el estiércol hasta el majuelo en la caja del carro
y con el conacho se iba echando alrededor del tronco, esta tarea podía
recaer en los chavales así que tocaba ir por lo menos dos para agarrar
de un asa cada uno. Después el abuelo tenía que acollar, que era volver a arrimar la tierra al tronco para cubrir el estiércol y abrigar a la cepa. La
herramienta para cavar y acollar era el azadón.
Una vez alrededor de San Pedro, el abuelo,
nuestro padre, a la tía Marcela y a mi nos mandó ir al majuelo a por los
"gavilanes" (herramienta de labranza), que se le habían olvidado el día
anterior, indicándonos exactamente el sitio dónde estaban, los
recogimos, los dejamos debajo del guindal que había en el majuelo y nos
pusimos a coger guindas ¡Qué bien se nos daba subir al guindal!
Bueno, pues llegamos a casa sin los gavilanes, volvimos a buscarlos pero
ya no estaban. Tras la reprimenda nuestro progenitor nos mandó ir a
coger yerba para los conejos y por nuestra parte rogamos a San Pedro para
que padre nos dejase ir a la fiesta de Fuentesoto.
El majuelo de
los Blancares lo plantó más tarde pero aun siendo joven, los hoyos los
hacía con el pico y la pala en invierno, el terreno era y es un
guijarral así que es fácil pensar que el esfuerzo era tremendo, un hoyo
tras otro, las cepas se hicieron enormes y los racimos grandes, con pocos
se llenaba el conacho, la mayoría de las cepas eran valencianas, uva
negra y gorda. A este majuelo solo recuerdo haber ido a sarmentar y a
vendimiar .
Nuestro padre,
vuestro abuelo, era injertador ¡Cuántas cepas habrá injertado en
Valtiendas y pueblos colindantes! Recuerdo verle sentado en una banqueta
allí en el corral al atardecer junto a un haz de palos o sarmientos, un
caldero de cinc con agua y su tranchete (que acabó desgastado) de hacer pipas. Y a hacer pipa tras pipa para al día siguiente ir a
injertar donde le hubieran encargado. Me gustaría escribir sobre esta
labor que nuestro padre con destreza y habilidad desarrolló tantas veces, pero no llegué a conocerlo bien.
La señora maestra, Dª Gregoria, nos decía
que si hubieran hecho la Cooperativa antes la gente no se habría ido del
pueblo ¿tendría razón?. Sería interesante que en Valtiendas se creara un Centro de Interpretación del Vino. Gente que pueda aportar
experiencia hay, y legado también.
De la Ribera: "El que quiera ver viña vieja convertida en moza, podala con hoja."
Hoy dice el calendario: "Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo. Saldrás victorioso en cien batallas". Sun Tzu.
En Palma a, diez de enero de 2017.