Cuándo éramos niños sabíamos que al comenzar la primavera, los domingo
por la mañana, los hombres iban de obreriza para arreglar los caminos de
este llano y extenso término que es Valtiendas.
Los caminos estaban
hechos un desastre, con baches y roderones que las ruedas de los carros
habían ido haciendo a lo largo del año. Ya os he contado otras veces que
todo se transportaba con el carro; los cereales, los cestos con la uva,
la leña del pinar y las mostelas, el abono, las personas, en fin, todo
todito todo.
Todo este ir y venir, unido a las lluvias y heladas del invierno, hacía que los
caminos quedasen intransitables.
Por eso el Señor Alcalde anunciaba a los vecinos, por la vía del bando
municipal, que el alguacil se encargaba de difundir por todo el pueblo
- primero el toque de corneta o trompeta para a continuación dar el
bando - "por orden del Señor Alcalde se hace saber a todos los vecinos,
que mañana a la salida del sol se presenten en la plaza para ir de
obreriza."
Después, con la llegada de la segadora tirada por los machos, los
tractores y más tarde la última tecnología en maquinaria agrícola, la gente y los carros fueron desplazados.
También llegó la parcelación, las tierras estaban dispersas y al
agruparlas se benefició todo el pueblo - en vez de tener unas áreas en
un lado y otras en otro - el tenerlas todas juntas facilita la labor
aún hoy en día.
Se hicieron caminos rurales, anchos y rectos, la
modernización de las tareas del campo determinó la desaparición de
caminos y de sendas; el camino de los blancares, el de los sondones, el
de la carriruela y alguno más, la senda de los huevos, la del cerral,
etc., éstas estaban más cerca del pueblo.
Otros caminos están en un
estado deplorable, el que va al coto de San Bernardo, el que va a la
granja de abajo, en este último, después de sortear todos los obstáculos que hay, te
encuentras con una valla que impide continuar, cuántas veces de
chiquilla iba yo a la granja a algún recado que me mandaba la abuela -
allí vivía una familia amiga de los abuelos- y qué bonito era
el paisaje. La abuela nació en la granja e hizo el camino durante años,
hasta que se casó con el abuelo.
Esto es una muestra
de cómo fue transformándose la esencia del pueblo y la fisonomía del
campo.
Escrito a bolígrafo en Palma a veintisiete de febrero de dos mil trece,
Concha