2 de marzo de 2013

Caminos con nombre propio

Cuándo éramos niños sabíamos que al comenzar la primavera, los domingo por la mañana, los hombres iban de obreriza para arreglar los caminos de este llano y extenso término que es Valtiendas.
Los caminos estaban hechos un desastre, con baches y roderones que las ruedas de los carros habían ido haciendo a lo largo del año. Ya os he contado otras veces que todo se transportaba con el carro; los cereales, los cestos con la uva, la leña del pinar y las mostelas, el abono, las personas, en fin, todo todito todo.
Todo este ir y venir, unido a las lluvias y heladas del invierno, hacía que los caminos quedasen intransitables.

Por eso el Señor Alcalde anunciaba a los vecinos, por la vía del bando municipal, que el alguacil se encargaba de difundir por todo el pueblo - primero el toque de corneta o trompeta para a continuación  dar el bando - "por orden del Señor Alcalde se hace saber a todos los vecinos, que mañana a la salida del sol se presenten en la plaza para ir de obreriza."

Después, con la llegada de la segadora tirada por los machos, los tractores y más tarde la última tecnología en maquinaria agrícola, la gente y los carros fueron desplazados.

También llegó la parcelación, las tierras estaban dispersas y al agruparlas se benefició todo el pueblo - en vez de tener unas áreas en un lado y otras en otro - el tenerlas todas juntas facilita la labor aún hoy en día.
Se hicieron caminos rurales, anchos y rectos, la modernización de las tareas del campo determinó la desaparición de caminos y de sendas; el camino de los blancares, el de los sondones, el de la carriruela y alguno más, la senda de los huevos, la del cerral, etc., éstas estaban más cerca del pueblo.
Otros caminos están en un estado deplorable, el que va al coto de San Bernardo, el que va a la granja de abajo, en este último, después de sortear todos los obstáculos que hay, te encuentras con una valla que impide continuar, cuántas veces de chiquilla iba yo a la granja a algún recado que me mandaba la abuela - allí  vivía una familia amiga de los abuelos- y qué bonito era el paisaje. La abuela nació en la granja e hizo el camino durante años, hasta que se casó con el abuelo.

Esto es una muestra de cómo fue transformándose la esencia del pueblo y la fisonomía del campo.

Escrito a bolígrafo en Palma a veintisiete de febrero de dos mil trece,

Concha     

1 comentario:

Elena Martín dijo...

me ha gustado mucho Concha, tendrás que llevarnos por esos caminos para que no se pierdan en la memoria.
Besos y no dejes de contarnos :)