30 de enero de 2015

Cuando nevaba

Gracias Félix por la imagen.
Cuando nevaba estrenábamos pueblo blanco, era muy agradable despertar por la mañana y escuchar la voz de nuestro padre, vuestro abuelo, que nos decía, "seguid en la cama que ha nevado y no teneís escuela" a la vez que nos traía un cacho de pan para que nos lo comiéramos de desayuno pero enseguida las sábanas se llenaban de migas muy incómodas para continuar en la cama. 
 Además, queríamos ver el pueblo cubierto de nieve; los tejados blancos con las chimeneas echando humo, blanco el corral de la señora Justa, blanca la leña del bardal del señor Alfonso, el pajar del Sacristán tapado por la nieve como la ladera de las bodegas y la casa de Tío Revilla en mitad de la ladera con las mejores vistas parecía haber cambiado el color rosa por el blanco.
 La ladera del pico de la muela llena de nieve lo mismo que los almendros que la poblaban, esperando que llegara la primavera para florecer de nuevo. La nieve era y sigue siendo beneficiosa para el campo según oíamos decir a nuestros mayores. La carretera hasta la plaza todavía sin pisadas ni roderas, los tejados de la iglesia, la torre, el campanario, la veleta, cada alero, todo el conjunto resaltaba más que de ordinario. Así es como lo percibía yo, un acontecimiento espectacular por mor de la naturaleza.
Todo esto lo veíamos cruzando el corral nevado en el que ya nuestro padre había hecho una senda hasta salir a la calle. Para entonces ya estábamos todos los chiquillos de la cuesta observando el paisaje. Sabíamos que duraba poco tiempo y había que aprovecharlo, también jugábamos con la nieve, como no. 
Los hombres tenían el cometido, cada uno desde la puerta de su casa, de ir abriendo con una pala la senda hasta la puerta siguiente, así se hacía el corredor hasta unirse todas las sendas. Tenían que llegar; a la fuente del pilón para coger agua, a las tres tiendas de abasto, a las dos panaderías y a la plaza por si iba la señora Bea a vender pescado desde Aranda. A nosotros nos gustaba que nevara porque nuestro padre se quedaba en casa y hacía los recados, iba a por la hogaza de pan al cocedero de la Leo del señor Anselmo, ponía la lumbre y salía a la portada a por la leña. Por la tarde leía el Quijote o nos contaba cosas que le habían ocurrido al amor del brasero.
Hoy 27 de enero es un buen día para haceros llegar estos recuerdos, ademas el calendario dice algo que le viene al pelo. "Quien no se alimenta de sus sueños, envejece pronto" William Shakespeare.

Palma año 2015,
Concha    

1 comentario:

Elena Martín dijo...

qué bueno poder tener estos pedacitos de tu infancia, gracias

me cuesta poco imaginar a través de tus palabras...