La Cerca de nuestra abuela Marcela está entre dos laderas:
la de Maracuera y la de Valdesebastián. Sostiene a ambas laderas y estas al
mismo tiempo la protegen, además tiene una pared que la rodea con dos salidas o
entradas. En medio de la cerca, en la hondonada, la tierra es tirando a húmeda,
debe pasar agua a muy poca profundidad.
De pequeña me
imaginaba que la Cerca era como un barco muy grande, aún sin saber nada de
barcos más que los que veía en la enciclopedia Álvarez de primer o segundo
grado, las tres carabelas de Cristóbal Colón y los barcos de la Armada
Invencible de Felipe II .
El acceso a la Cerca era por la calle del Arrabal a coger el camino que bordeaba la ladera de Maracuera o bien atravesando la tierra del tio Perez hasta encontrar el camino del Arroyo, son las dos entradas que aún permanecen.
Sabíamos por nuestro padre que la Cerca había sido viña y que sus mayores la labraban y cosechaban su fruto. Las herramientas que utilizaban para realizar las labores ya las conocemos y las condiciones del terreno también, carencias que ellos contrarrestaban con su fuerza, conocimiento y sabiduría.
Acarrear la uva puede ser que lo hicieran poniendo a lomos del burro un cesto a cada lado sujetos con una harpillera, ¡cuántas idas y venidas de la Cerca a la Lagareta cruzando el pueblo hasta la ladera de las bodegas!
Nosotros, descendientes de aquellos hombres recios, llegamos
a ver en un trozo de la Cerca cepas con algunos racimos de uvas, también un
manzano enano, unos ciruelos que daban ciruelas claudias que llevábamos en la
cestilla para tomar pan en la era durante la trilla, algunos almendros, un
rosal silvestre con rosas blancas y un limoncillo, arbusto que daba un fruto
redondo y pequeño con un ligero sabor ácido.
En primavera entre el trigo crecían florecillas amarillas, campanillas,
tenían una vida muy corta que mientras duraba competían con el verdor
incipiente del trigo o de la avena que era el grano que nuestro padre, vuestro
abuelo, sembraba en la cerca.
A la Cerca íbamos andando, cruzando el arroyo al final de
los huertos en la orilla izquierda, desde allí salía una pared que llegaba
hasta la entrada a la Cerca, subíamos y bajábamos pegados a la pared para no
meternos en el trigo que sembraban en la tierra. Después seguimos yendo en
alguna ocasión… este verano hicimos Miguel y yo una excursión a la Cerca, yo con mis recuerdos de la infancia ahora
disfrutando del sosiego que produce la visión de una mata de tomillo, otra de
aulaga o de jalvia y las propias que crecen en una tierra en ladera que no se
labra. La hondonada, poblada de escaramujo (dice el diccionario "rosales
silvestres de flores encarnadas y fruto en baya oval roja"), destaca con
su colorido y frondosidad.
Hoy dice el taco ¿Qué es la paz espiritual? Mira a un gato
haciendo la siesta y lo sabrás. Alejandro Jodorowsky
En Palma a catorce de noviembre de dos mil dieciséis